Escuela diocesana de Teología
Teología dogmática
Lección 1
FE Y TEOLOGÍA I
La religión cristiana se apoya en hechos realizados por Dios en la historia:
1) el hecho de la Creación,
2) el de la auto-Revelación de Dios en la historia de Israel,
3) el de la Encarnación ,
4) el de la Resurrección de Cristo,
5) el de la Iglesia. Se añade en la línea de la Encarnación, la Eucaristía.
Son misterios que han de ser creídos y aceptados por la fe. Forman la historia de la salvación. La religión cristiana es y se comprende a sí misma como una religión revelada. Debe su existencia a una actuación libre de Dios.
Dei Verbum 2: “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad... Por esa revelación, Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor, y mora con ellos para invitarlos a la comunión consigo y recibirlos en su compañía”.
Revelación natural (Dios se revela a través de sus criaturas y esa presencia divina es captada por la razón natural; se revela también en la conciencia y en los “signos de los tiempos”): se ordena a la revelación sobrenatural y la prepara de algún modo.
Es automanifestación de la vida íntima, trinitaria, de Dios. Se revela a Sí mismo de manera soberana, libre y gratuita. Hace que el hombre conozca los misterios pero éstos continúan siendo incomprensibles para él.
Recibe en el NT el nombre de Palabra de Dios. La fe viene mediante la escucha de la Palabra divina.
La Palabra implica un ser personal infinito que habla a otro ser personal finito.
Engendra una libre relación entre ambos, que adquiere la forma de pacto o Alianza.
Es histórica: ocurre en el seno de la historia humana. La historia no tiene por sí misma carácter revelatorio, pero Dios actúa en la historia, cuando lo desea. Dios se revela no sólo con la Palabra, sino también con acciones, obras y gestos que tienen lugar en la historia.
La Revelación se despliega gradualmente hasta culminar en Jesucristo.
Es salvadora: no busca aumentar la ciencia humana y los conocimientos profanos de la humanidad. Entrega a los hombres la conversión del corazón, el triunfo sobre el pecado, las virtudes y la unión con Dios.
En el Cristianismo, el cauce fundamental de Revelación no es una doctrina, una escritura, un código de leyes o un culto litúrgico, sino una persona concreta, Jesús de Nazaret, Hijo de Dios. Y el contenido más importante es la creación de una nueva comunión de vida con Dios, que produce santidad y triunfo sobre la muerte. Cristo es el Mediador insustituible entre Dios y los hombres, y es “plenitud de toda la Revelación” (Dei Verbum 2).
En Jesús, Dios ha dicho todo lo que quería decir a los hombres, y no tiene más cosas que añadir.
La plenitud de la Revelación en Jesucristo se nos hace presente en la Iglesia y a través de ella. Su mediación es la única vía posible para comunicar con Jesús. La presencia de Jesús en la Iglesia lo llena todo: culto, sacramentos, Escritura, predicación, catequesis, Pastores, todos los hermanos en la fe, todos los hombres.
Lumen gentium 10: “la Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano”.
Son funciones de la Iglesia:
A. Guardar el depósito de la fe: el Espíritu Santo asiste permanentemente a la Iglesia para que conserve intacta la fe apostólica hasta el fin de los tiempos. La Iglesia ense-
ña la revelación pública, que está completa después de la muerte del último apóstol.
B. Definir con autoridad y sin error el sentido correcto del depósito de la fe. Ese carisma viene de Dios. La infalibilidad se extiende a todo el contenido de la revelación divina y a las demás verdades necesariamente requeridas para mantener íntegro el depósito revelado.
Fe en sentido objetivo = el depósito de la Revelación o conjunto de verdades comunicadas por Dios para nuestra salvación, que la Iglesia custodia e interpreta.
Fe en sentido subjetivo = el acto de fe, respuesta personal de la criatura humana a Dios que se le revela.
Aquí hablaremos de este sentido de la fe.
En el NT, la fe es la respuesta al llamamiento de Jesús. Es un acto interior de confianza plena en el poder de Jesús. San Pablo destaca el hecho de que por la fe en Dios se acepta un mensaje de vida acerca de Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros.
La fe no es evidente y puede parecer necedad a los mundanos.
San Juan se refiere a la fe como impulso interior que lleva a reconocer libremente el carácter divino de Jesús. Es gracia directa de Dios. La fe hace ya presente de modo incoativo la vida eterna dentro del creyente. San Juan vincula creer a oír (4, 42) y a ver (20, 8), pero especialmente a conocer. La fe es como una participación
en el conocimiento que el Hijo tiene del Padre. Es siempre el principio y la raíz de la vida nueva en Jesucristo.
Implica un acto de asentimiento: “por la fe creemos ser
verdadero lo que nos ha sido revelado por Dios, y lo creemos no por la intrínseca verdad de las cosas, percibida
por la luz natural de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios que se revela, que no puede engañarse ni engañarnos” (Vaticano I).
Es libre e incondicional: la persona a quien Dios se dirige es libre para creer o no creer. Los signos que se contienen en la Revelación no compelen al hombre
a aceptarla necesariamente.
Es razonable: no se opone a la razón; supera la razón,
como la gracia supera la naturaleza, pero no la destruye
ni la ignora. La fe no es absurda ni ridícula.
Es un don sobrenatural: la fe es un acto humano y libre, pero sólo es posible mediante una gracia actual aceptada por la persona.
Lleva consigo un modo de vivir: la fe informa la vida y
la vida adquiere sentido gracias a la fe. Un creyente no
puede vivir igual que un hombre que no lo es.
La fe es la base y la raíz de la teología. Esta se apoya en la fe como un edificio se apoya en sus cimientos.
Sin fe no puede haber teología propiamente dicha. La teología es el desarrollo de la fe, realizado con ayuda de la razón humana La teología es también desarrollo de la fe interior del teólogo, y supone un acto de fe. El teólogo no hace un ejercicio puramente intelectual (sería una mera técnica de hablar de Dios). Pero en teología la fe no es sólo fe creída o fe vivida, sino también fe pensada: interviene la razón.
“La fe y la razón son como las dos alas con las que el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la Verdad” (Fides et Ratio, Proemio).
Taller No 1
- Leer CEC 1-25; 26-50 para su conocimiento.
- Leer CEC 51-73.
- Exprese con sus palabras lo que le ha dejado para su vida de fe el curso de teología bíblica del año pasado.
Buenas noches. el curso de Teología bíblica fue una de las mejores experiencias a nivel espiritual, porque hizo que me cuestionara de principio a fin. Tuvo mis cinco sentidos puestos en el conocimiento de la biblia y las enseñanzas y mandamientos que allí encontramos.
ResponderEliminarme cuestiono todo el tiempo acerca de lo poco que se logra cuando estamos de rodillas ante Dios y de espaldas a nuestros hermanos.
Existen muchas personas que necesitan nuestra oración, pero es orando y con el mazo dando, para tender una mano a quien de nosotros la necesite.